Siempre he sido de nariz delicada, me molestan algunos olores aunque sean de la esencia más cara o del más rico majar, hasta la cabeza me duele con algunos…¡con deciros que nunca he usado perfume porque imagino que me agobiaría a mi misma!, como mucho colonia infantil. Por eso cuando nació Un niño muy feliz lo tenía claro, nada de perfume para bebés, ni para nosotros tampoco, ni para nadie con el que tuviéramos la confianza de decírselo…ayyyy me imaginaba esa naricilla agobiada por esos olores tan fuertes!
Además, sabía que lo mejor era que él identificara mi olor cuanto antes, el olor de su madre y no quería que nada interfiriera en esa forma de comunicarnos. Porque yo por mi parte no podía dejar de olerle, ese olor a bebé, a mí bebé…¡no hay perfume más valioso!
Pero claro, mi rubio ha ido creciendo y con él algunos de sus olores…a veces un poquito de colonia también viene bien. Además a él ya también le gusta presumir y le encanta echarse colonia antes de ir al cole o cuando salimos por las tardes ya arregladitos…eso sí, nunca antes de irnos a dormir y siempre colonias fresquitas de fragancias suaves.