
Volvemos una semana más con Queriendo ser madre, con un nuevo capítulo de La Historia de Mar…ainssss qué pena que se acaben historias como estas!!
Como siempre os dejo los capítulos anteriores para que no perdáis el hilo o por si simplemente queréis recordarlos:
Si os acordáis, Mar no estaba pasando por buen momento, tras el aborto de su embarazo natural, entró en una gran depresión. Cuando ya lo tenía casi superado, las que habéis pasado por una perdida de este tipo sabéis que nunca se llega a superar, de nuevo el destino le juega una mala pasada creyendo que tendrían que enfrentarse a una posible infertilidad de su marido.
Uffff veamos en el capítulo de hoy como se resuelve el asusto. Os dejo con…
La Historia de Mar (III)
Un día leyendo me di cuenta de que había convertido la maternidad en una necesidad. Ya no era un deseo o un proyecto común de pareja, lo necesitaba para ser feliz y me di cuenta de lo injusto que era eso para mí y para los que me quieren. ¿Acaso no se puede ser feliz sin tener hijos? Vale, es nuestro sueño y queremos lograrlo pero sin ello ¿no seriamos felices? Claro que sí, la vida ya es maravillosa en sí misma lo que pasa que pasamos por ella sin ser conscientes y siempre andamos entre el pasado y el futuro, recordando o soñando.
Entonces comencé a despertar progresivamente y a pensar que tenía que encontrar la felicidad en mi interior y no en el logro de un sueño. Ardua tarea la mía.
El verano pasó y tras él sabíamos que llegaba el momento de corroborar si aquel resultado del seminograma era temporal o no. Teníamos mucho miedo a ese nuevo resultado y preferimos esperar un poco más. Queríamos ir directamente a una clínica de fertilidad e informarnos mejor, sabíamos que allí le repetirían la prueba para darnos un diagnóstico, así que decidimos hacerlo así. Estábamos dispuestos a hacer el tratamiento pero aún teníamos que conseguir la financiación. Mejor esperar hasta final de año.
A finales del mes de septiembre, nació el hijo de una buena amiga, la cual, tuvo también un aborto casi dos años antes de quedarse nuevamente embarazada. Me alegré mucho por ella pero imaginaos qué frustración. Ella había pasado por lo mismo y allí estaba yo, con su hijo en mis brazos y deseosa de tener al mío. Pensaba; si ella ha podido, ¿por qué yo no? Ays…
A finales de octubre, vimos un anuncio en televisión de la clínica a la que pensábamos ir, ofertando la primera visita gratis, nos miramos y ya sabíamos lo que iba a pasar (hasta final de año eh…). El 31 de octubre estábamos allí, nerviosos e ilusionados con nuestro nuevo camino.
Entramos en consulta, revisaron las pruebas que llevábamos y me hicieron una ecografía. Todo estaba normal y el espermiograma había que repetirlo (claro, eso es lo que queríamos), en caso de salir igual pues había que hacer ICSI. Además nos mandan repetir mis análisis hormonales y cariotipo, serología, etc.
Durante el mes y medio aproximadamente que tardamos en tener todas las pruebas listas (excepto el seminograma) veíamos parejas con mellizos por todas partes y empezamos a hacernos a la idea por si me quedaba de dos… Qué ilusos.
Tal como nos dijeron en la clínica, un par de días antes de volver a consulta con los resultados, cogimos cita para el seminograma. El día que tuvo que ir a dejar la muestra, recibimos una llamada del doctor esa misma tarde. Yo estaba comiendo con mi mejor amiga y mi marido me llamó emocionado porque le había dicho el doctor que había mejorado muchísimo y que ya no tenía problemas de cantidad, que estaba por encima del mínimo requerido. El médico le propone participar en un estudio consistente en tomar unas vitaminas durante tres meses y controlar con seminogramas si mejora la calidad del esperma (todos los parámetros dentro de lo normal pero en el límite). El médico le da buenas vibraciones y le da esperanza de embarazo natural. Las vitaminas y los seminogramas lo costean ellos. Aceptamos, claro, qué íbamos a hacer, era una nueva oportunidad.
Ahora de nuevo pasábamos a esperar y a tener esperanza, qué podíamos perder, aunque no me quedara de forma natural los espermatozoides estarían más fuertes para el tratamiento. De todas formas debíamos ir a consulta con las pruebas y ya nos informarían de todo.
Allí estábamos de nuevo, el Dr. nos muestra contento el análisis y nos garantiza mejoras con las vitaminas. Tiene la morfología mal pero no le da importancia puesto que la movilidad está bien. Todas las pruebas que llevamos están ok, todo normal. Me hacen la prueba de la cánula para comprobar que pasa bien por el canal cervical. Todo está bien y podemos marcharnos.
El diez de diciembre mi marido empieza con las vitaminas, tiene que tomarlas durante un mes y repetir seminograma y luego tomarlas dos meses más y hacer otro seminograma. Tres meses por delante de experimento, fe y paciencia. Aprovecharíamos para intentar desconectar un poco más.
…continuará
Siempre lo he dicho y nunca me cansaré de decirlo a quien me pide consejo, y seguro que Mar y muchas de las que leéis estas historias y vivís experiencias similares estaréis conmigo, nunca hay que perder la esperanza y siempre hay que mostrarse positiva.
Mar, con el bebé de su amiga en brazos, lo primero que piensa es «si ella ha podido, ¿por qué yo no!?»…pues claro que sí, igual nos cuesta un poquito más, tenemos que luchar por ellos, pero creo que siendo positivos y no perdiendo la esperanza y la ilusión todo se consigue.
Y a Mar el destino quiso darle una nueva oportunidad…¿qué ocurrirá a partir de ahora?
Antes de despedir Queriendo ser Madre hasta la semana que viene, quiero que recordar que no dejéis de visitar este blog Mar Suarez. Literatura Romántica, el último post es una bonita poesía a un bebé que está por nacer. También la podéis seguir en Facebook.
Bueno y como siempre animaros a que me mandéis vuestras historias a mamarreir@gmail.com, estaremos encantados de leerlas 😉
Otra vez nos dejas en ascuas¡¡¡ . Deseando leer el siguiente capítulo.
Un beso.
Pues solo quedan horas y cada vez está más interesante!
Me alegra que te tenga tan atrapada jeje. Gracias por seguir mi hstoria! Un abrazo!
Ayyyyyyyyyyyyyy pero otra vez me dejas en ascuas, ainnnnns.
Besos.
En unas horas otro capítulo y la cosa se pone interesante!
Uoooo!!! Que ganas de saber más de esta historia… Y es que siempre que se cierra una puerta se abre una ventana, no solo con esto si no con muchos aspectos de la vida. Recuerdo el día que mi marido se quedó sin trabajo y queriendo ser padres, casi nos da algo. Porque el sueño tenía que esperar y yo no quería y es que es frustrante, pero es verdad, como bien dices, no se debe perder la esperanza, aunque a veces se nos haga cuesta arriba.
Saludos
La esperanza siempre está presente aunque sea muy muy pequeñita porque cuando deseas algo tanto es casi imposible perderla del todo. Aunque en algún momento deseé perderla del todo porque eso significaría menor frustración, sufrimiento, agonía… Deseaba que no me importara tanto y ser de esas personas que dicen: si me llega la maternidad bien y si no también…
Gracias por leer mi historia! Un beso