Hoy en la entrega semanal de Queriendo ser madre, La Historia de Mamá G…¡y que historia! ya me diréis al final, pero es de esos relatos con los que no puedes pestañear hasta acabar, de los que te enganchan desde el principio. La describiría de dos formas; una preciosa historia de amor y la historia de una joven valiente con las cosas muy claras.
Mamá G. regenta su blog desde hace muy poquito, aunque como ella misma dice pertenece a este mundo 2.0 desde hace mucho tiempo. Tenéis que visitarla en El día que llegaste, en el que nos cuenta su experiencias como mujer y mamá de Pequeño G.…¡es un blog muy tierno que seguro os enganchará como su historia!
Queriendo ser madre. La Historia de Mamá G
Mi nombre es Mamá G. y soy nueva en esto de bloguear, pero sigo a Mamá Ríe desde mucho antes de tener mi propio blog y siempre me he emocionado con esta sección, así es que estoy feliz de poder compartir hoy aquí mi historia.
Mi sueño siempre ha sido ser mamá joven. Esto es una tontería porque a cada una nos llega nuestro momento cuando nos llega: cuando encuentras a la persona ideal, cuando tienes estabilidad económica…, pero es lo que yo quería y siempre he buscado parejas estables que pensaran como yo, para no tener problemas al respecto.
Así es que mi historia empezó en la universidad. Yo estaba realizando unas prácticas en mi penúltimo año de carrera, y me hablaron de la posibilidad de marcharme durante un año para colaborar con uno de los departamentos de una universidad extranjera. Así es que acepté, siempre fui muy “correzapatillas”.
Allí me planté. En mi nuevo país y ahí es donde conocí a mi marido. Largas noches de charleta, muchos alquileres de pelis, comida japonesa, y sentimiento de no tener ni una responsabilidad, en ese ambiente nos movíamos cuando empezamos juntos. Ya sabíamos todo. Ya sabíamos que seríamos uno para el otro el resto de nuestras vidas. Ese año fue único, especial. Y eso ha generado un vínculo único entre nosotros, y es que no podría haber sido de otra manera. No podría haberme topado con otra persona, solo con él, él que también quería ser papá pronto.
Pero una vez que ese año acabó, llegaron tiempos difíciles, yo me tenía que volver a Madrid a acabar la carrera y él tenía que volver a su país a acabar su carrera también. Así pues, vivimos momentos de separación, viajes en avión, llamadas por Skype y echarnos mucho de menos. Un tiempo que parecía no acabar nunca. Queriendo estar cerca y sin embargo estando tan lejos…Pero claro, había que pensar todo, uno de los dos tenía que dar el paso, era él o yo.
Vueltas y vueltas, y más llamadas de Skype y más dinero para las compañías aéreas, y más lágrimas (mías sobre todo…) en el aeropuerto los lunes por la mañana…no había manera de acostumbrarse a aquello…Pero él lo prometió, lo prometió cuando yo le hablé de mis miedos de cara a nuestra relación, la distancia era mi miedo,…tenía miedo de empezar algo que no llegara a ningún punto. Tenía claro mi objetivo: yo quería ser mamá relativamente pronto y tenía miedo que tras un par de visitas el uno al otro, lo dejáramos pasar por difícil…y tenía miedo de no cumplir mi sueño.
Así es que un mes de abril, cogió y aquí se plantó, con su ordenador bajo el brazo y su maleta a los pies. Ya está. Ya no había miedo. Ya no había marcha atrás. Estábamos juntos y sabíamos lo que teníamos que hacer: casarnos, y así lo hicimos. Nos dimos un sí que significaba mucho para nosotros, que tanto habíamos luchado por estar juntos. Cuando volvimos de la luna de miel ya nada nos pararía: íbamos a ir a por el bebé. Pero no, aún no podíamos tampoco. Las obras en casa se habían retrasado. La cosa iba muy lenta.
¡Pero por fin llegó el día! ¡Entramos en nuestra casita! Entonces fue ahí, cuando nadie dudó, cuando nadie se paró a poner ni un “pero”. ¿Éramos muy jóvenes? Sí, mucho. ¿Estábamos preparados? Quién sabe, a lo mejor hubiésemos estado más preparados con cinco o diez años más. ¿Teníamos estabilidad laboral? Teníamos contratos indefinidos, pero poca experiencia, éramos unos recién entrados. ¿Queríamos hacerlo? Más que nada. Era nuestro sueño, nuestro deseo más grande.
Y así fue como pasaron tres meses, tres meses leyendo todos vuestros blogs, tres meses empapándome de “los primeros síntomas”, tan sugestionada estaba que los sentía todos juntos. Y cada vez que me tenía que venir la regla temblaba. A esto no ayudaba que mi regla es irregular a más no poder, así es que me encontraba con retrasos de una semana o diez días, yo muerta de la ilusión, y llena de síntomas, y zasca. Un mes, otro mes…y al tercer mes, ya me propuse algo: dejar de leer sobre embarazos y maternidad. Se acabó, cuando llegase, llegaría. Ese mes lo pasé muy tranquila, no tuve ningún síntoma, así es que no tenía prácticamente esperanzas de que no me fuera a venir la regla. Para colmo, cuando metenía que venir empecé con el típico “dolor de regla”. Ya está, siempre que me da ese dolor, tarda como unos tres días en venirme.
Pasaron tres días, cuatro, cinco, y más. Muchos más. Pero yo me negaba a hacerme el test, no quería otra decepción. Así es que un día, en casa de mis padres, Papá G. fue a comprar un test, y volvió con un test y un Roscón de Reyes con nata como a mí me gusta (“por si estás, para celebrarlo y por sino, para consolarnos”, esas fueron sus palabras). Muerta de los nervios fui al baño. Allí lo dejé unos minutos. Volví al sofá. Me senté. Todos sentados, esperando. Ya se habían pasado los minutos de rigor y nadie quería ir al baño a comprobar el resultado. Seguíamos sentados. Finalmente, insistida por todo el mundo, me levanté y fui a mirarlo: “Embarazada +5”. No me lo creía. ¡Por fín, por fin! 38 semanas y 3 días después llegó al mundo mi Pequeño G., mi tesoro, la razón por la que cada día lucho para ser mejor mamá y mejor mujer, el motivo de mis desvelos y preocupaciones, en definitiva, el amor de mi vida, mi verdadero amor, nuestro verdadero amor.
FIN
¿Qué os ha parecido La Historia de Mamá G!? a mí me sorprende muchísimo como muchas mujeres tienen tan claro su deseo de ser madre joven, e incluso intentan organizar su vida y seguir un camino u otro para encontrar a la persona que comparta su sueño. Ya han pasado por aquí varias historias de este tipo como por ejemplo La Historia de Diario de mi Garbancito. Y la tuya, ¿fue similar!? venga, ¡cuéntanoslo en un comentario! o mejor…
Qué bonito que por fin hayas podido cumplir el deseo de ser madre, que es lo más fuerte e intenso que conozco. Estoy segura de que ese deseo se ha convertido en un vínculo y amor maravilloso. Gracias por compartir tu historia.
Cumplir el sueño de ser madre siempre es maravilloso, verdad!?
Me ha encantado leer su historia,ademas soy seguidora de su blog, una historia muy bonita,con un final precioso,tener las ideas tan claras es genial,y llego su esperado pequeño!
Besos
Si que es una bonita historia.
Besoooossss
Ala! No conocía esa parte de su historia!!!! Qué bonito! Desde el noviazgo, al reencuentro y al Pequeño G.! Y qué felices hace a sus papis!
Gracias por compartir tu historia 🙂
Un abrazo 🙂
Es una historia completa, de principio a fín…preciosa!!
Mil gracias Carol! Qué bonito te ha quedado!! Un besote gordo!!
Muchas gracias a tí!!! me ha encantado tu historia y te agradezco muchísimo que la hayas querido compartir con todos nosotros.
PD: Perdona la tardanza en contestar, estoy hasta arriba y absorbida.
Hola!!
Yo también lo tenía claro desde joven. Pero no llegó cuando yo quería. Circunstancias del destino tuve que esperar. Pero ya sabeis mi historia y tiene final feliz…
Me alegro mucho de que este sueño se cumpliera. Como yo, al tercer mes, pensando que vendría la regla, por dolores premenstruales y eran dolores de embarazo. Como yo en la semana 38 nació el bebé. Si es que las buenas historias se parecen!!!! Jejejejejejejeje.
Me paso por su blog a chafardear!! 🙂 🙂
Saludos
Sí, a veces los sueños se hacen esperar, pero lo importante es conseguirlo y tu nena esuna preciosidad que te alegra el corazón día a día, igual que mi rubio jejeje
Sí, por favor, no dejéis de visitar a Mamá G.
Hola!!!! Yo también tenía clarísimo que quería ser mamá joven, aunque tuve suerte y me quedé embarazada a la primera las dos veces.
Desde pequeña supe que quería ser madre, y cuando la gente conocida supo que estaba embarazada o me veían luego con la niña me decían que se lo esperaban, que siempre me recordaban con las muñecas pero en plan madre, con bolsas de merienda, parándome en los columpios a «darles» la merienda, preparando ropita de repuesto, era una madre de muñecas,jajaja.
Un besito y me ha encantado la historia.
Jajajajaj a mí me pasaba igual, te puedes creer que cuando me puse novia con UPMF aun jugaba con mis muñecas. Luego la cosa se torció un poco, pero bueno, lo importante es conseguirlo jejej