Si algo nos caracteriza a las madres, al margen de nuestro instinto de protección y de nuestros superpoderes adivinatorios y sanadores, es que nadie como nosotras sabemos observar, sobre todo a nuestros hijos. Hoy quiero hablar del colegio y cómo observando observando y meditando meditando ha surgido en mí otro punto de vista, el de la Educación Infantil desde mi otra perspectiva, la de la experiencia de madre.
Ojo que la perspectiva no es chica, que han tenido que pasar más de dos años y tener un niño medio…no sé si describirlo como feliz, dejémoslo en una emoción lineal ni pa’rriba ni pa’bajo por ir al colegio. Y ojo de nuevo, que mi opinión sobre la escolarización a los tres años (a veces incluso antes) sigue siendo la misma…NO NO Y NO, ¡que son muy chicos leche!
Peeeero ya han pasado más de dos años y me apetece hacer balance. Y sobre todo cuando se trata de asuntos tan importante como el bienestar de mi hijo, me gusta valorar su progreso y ver como ha evolucionado.
La Educación Infantil desde mi otra perspectiva, la de la experiencia
Ya hace tiempo que vengo observando, eso que las madres sabemos hacer tan bien, que mi rubio ha cambiado y muchísimo para bien. Y en algunos de estos logros tiene mucho que ver el colegio. Es decir, y aunque me cueste pronunciarlo, que la entrada a preescolar a sus 3 añitos le ha aportado muchísimos beneficios a su desarrollo.
No sé si por su maestra, si por el sistema educativo que lleva a cabo, por el material, las aulas, los compañeros, el colegio en sí…el caso es que he de reconocer que a mi rubio le está beneficiando muchísimo en algunos aspectos la entrada en educación infantil.
Los que me seguís hace tiempo sabéis como fue nuestra adaptación al colegio, nunca lo olvidaré. Llegamos incluso a pensar en abandonar y asumir nosotros el papel de la escuela en casa hasta que fuera más grandecito. Me vi como una supermadre capaz de poder enseñar a mi hijo todo lo que necesitara sin separarlo de mi, sin salir de nuestra burbuja de familia feliz.
Seguramente si volviera a pasar por aquello, lo volvería a pensar, pero ahora que lo veo desde la distancia, no voy a decir que me equivocaba, pero si reconozco que en casa no podemos abarcar toda la educación de nuestros hijos.
Hablo dando por sentado que por todo lo que escribo sobre él ya le conocéis un poquito. Él es un niño muy tímido al que le cuesta relacionarse, pero una vez conoce a la otra persona y el ambiente, no tiene problema alguno en desenvolverse aunque su timidez siga presente…ayyy en eso es igualito a su madre ¿qué le vamos a hacer?
Y es a esto a lo que me refiero, yo hubiera tenido a un niño muy feliz en casa, le hubiera enseñado muchísimas cosas, hubiéramos estado horas y horas leyendo, escribiendo, contando, coloreando, haciendo puzzles…
Pero hubiéramos seguido siendo él y yo. Y ¿qué ocurre con el resto del mundo? ¿con esos comportamientos que surgen y se aprenden de la relación con los demás?
Compartir, jugar en equipo, autonomía, socializar, respeto…Son conductas que solo se pueden aprender en un entorno diferente al de casa y mediante una relación continuada con iguales. Y eso lo da el colegio y el periodo de educación infantil.
Como os decía, en ese sentido mi rubio ha cambiado muchísimo, él con sus amigos del cole se comporta como en casa con nosotros, tal y como es, y en ese aspecto, como en muchos otros, es un niño muy feliz.
Solo por eso, me repito cada día, que al menos ha merecido la pena. Y sea cual sea nuestra opinión y experiencia al respecto, estemos más o menos a favor, al menos hemos tenido esa opción de poder dar a nuestro hijo una educación gratuita y de calidad que no todos los niños la tienen.
Estaré encanta de conocer vuestra opinión al respecto. Pasado el tiempo ¿os ha pasado como a mí? ¿Veis la educación desde otra perspectiva ? ¿Me contáis vuestra experiencia?
Hola Carolina. Pues sí, estoy de acuerdo, la parte social es muy importante. Ellos maduran mucho y eso es bueno. Creo que uno de los mayores retos de la maternidad es preparar a los hijos para una vida autónoma, sin papá y mamá, y en eso el colegio es una gran ayuda. También cuenta que los educadores sean personas responsables en su labor, y en mi caso no puedo quejarme. Al contrario, tanto en infantil como ahora en los dos primeros años de primaria, mi niño a tenido dos grandes tutores. Eso se agradece y se los digo de continuo para que sepan cuanto han sido de bendición en nuestras vidas. Así que para mí el balance ha sido muy positivo.
Hola Claudine, qué alegría verte por aquí!! Tienes toda la razón , es en el colegio dónde empieza realmente esa autonomía.
Nosotros también hemos tenido mucha suerte con su tutora, aunque al principio estábamos ambas como a la defensiva, ahora tengo mucho que agradecerle.
Me alegro de que todo haya sido positivo, sobre todo por tu pequeño.
Gracias por visitarme. Un beso.
La parte social es la mejor de todas. Bueno, la educativa también, porque no todos los padres tienen el tiempo, ni el interés, ni la paciencia para enseñar a los niños lo que van aprendiendo en el colegio de una forma divertida. Mi bichilla solo habla de jugar y de sus amigos, no de las cosas que aprende ¡pero aprende! Y la verdad es que le gusta estar en el colegio.
Sí, la educativa también, la seño de mi rubio tiene un empeño porque entren a primaria muy preparados…están aprendiendo cosas que jamás imaginé que sabría un niño de 5 años.
Y la parte social, es la que lo motiva a ir todos los días, sus amiguitos.
Pues coincido contigo en que la parte “social” del colegio es muy importante, que se relacionen con otros niños, establezcan amistades… que salgan de su circulo de confianza y establezcan otros.
Sobre todo en casos como el nuestro, que ni primos, ni hermanos, ni vecinos…si no fuera por el colegio no tendría relación con iguales.