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Queriendo ser madre. La Historia de Diario de una Mami


Historia de Diario de una Mami

Hoy nos acompaña en Queriendo ser madre otra compañera de este mundo 2.0 a la que muchos de vosotros conoceréis por su blog Diario de una Mami.

En el nos cuenta con mucho sentido del humor sus «cosillas de esto de ser mamá», la mamá de Pegotito, una preciosa niña de dos añitos y poco que cambio por completo la visión que ella tenía de la maternidad. ¡No dejéis de visitarla!

Os dejo con ella…

 Queriendo ser madre. La Historia de Diario de una Mami

Confieso que ser madre nunca había estado en mis planes. Era feliz con mi trabajo, entraba y salía de casa cuando quería, me echaba la siesta los viernes y fines de semana, en verano me lanzaba a la aventura con una mochila a la espalda y, además, contaba con un compañero de excepción que me acompañaba en todo esto. 

Además, desde que me enteré, allá por los cinco o seis años, que los bebés llegan a este mundo por donde llegan y el dolor que supone, la simple conversación sobre hijos me provocaba mareos y visiones terribles en las que la sangre lo rodeaba todo. ¡Aaaaggg! ¡No quería pasar por eso! ¿Estamos locos? No podría superarlo. Me desmayaría en pleno parto.
Por otro lado, yo no tenía madera de madre: la cocina se me da fatal, ordenando soy un desastre y odio realizar las tareas domésticas. Vamos, que soy diametralmente opuesta a mi progenitora, que cocina como los ángeles con una mano mientras recoloca las cazuelas con la otra y friega el suelo con una fregona adosada a los pies, si llega el caso. 😉
Así que, cuando mi chico comenzaba a sentir la llamada de la paternidad, yo esgrimía aquello de «¡Pasapalabra!», y el tema no se volvía a sacar hasta tiempo después. Hubo un tiempo en el que las discusiones al respecto eran continuas, pero aún éramos muy jóvenes y no había prisa. Claro que, el tiempo pasa muy rápido…
Y, poco a poco, comencé a sentir aquello que llaman el reloj biológico. Un buen día decidí que quería ser madre, que quería llevar una vida en mi interior que fuera la conjunción perfecta entre mi chico y yo.
Ahora el que se ponía malo solo de mentarle el tema era él. Que si aún somos muy jóvenes, que si un hijo nos cambiará la vida, que si el trabajo, que si patatín, que si patatán…
Así que una noche de vacaciones en tierras gallegas, alcohol mediante, le dije que había llegado mi momento, que me gustaría comenzar a intentarlo, que a partir de entonces no pondríamos medios. Se puso blanco, claro… La cosa iba en serio…
Ya me podían haber avisado de lo pringoso que resulta el sexo no seguro. No sé cómo no nos hemos extinguido ya como especie porque, sinceramente, el semen se sale. Se sale de la vagina, quiero decir. Te pones de pie y ya puedes tener el rollo de papel de cocina a mano. Pero no uno de marca blanca, no. Compra el Scottex, que es súper absorbente. 😉
No fue a la primera, ni a la segunda, ni tan siquiera el tercer mes, ni el cuarto…  Aunque me decía a mi misma que aún era pronto, que muchas parejas tardan al menos un año o incluso más, la desesperación comenzaba a hacer mella en mí. Fueron necesarios unos 8 ciclos menstruales y lo que estoy segura fue un aborto espontáneo durante los primeros días, para mosquearme porque mi regla se retrasaba. ¡Con lo puntual que es ella! 
Así que una tarde decidí comprarme un test de embarazo. Aún nos recuerdo leyendo las instrucciones (¡caray! ¡Si eso tiene más letra pequeña que los contratos bancarios!) y buscando un vaso para hacer pis. Al rato, mi chico estaba blanco. Tiempo después me confesó que le temblaban las piernas. Íbamos a ser padres. Las dos rayas estaban ahí, perfectas, claras, no había duda. Tenía un garbancito en mi interior, que al final fue una lentejita. 😉 El parto fue bien, rápido y doloroso, como todos los partos. Pero, sin duda, la experiencia más increíble de toda mi vida. Mi aprensión por la sangre desapareció en el momento en el que supe que un corazón latía dentro de mí. A partir de entonces comprendí que sería capaz de todo. Y hoy, 25 meses después de dar a luz, el show continúa, como dijo alguna vez Freddy Mercury. 
FIN

¿¡Qué os aparecido la Historia de Diario de una Mami!? A quién no le ha pasado lo que a ella, que de repente un día, eso que veías tan terrible y lejano, se convierte en lo que más deseas y no paras hasta conseguirlo!?…el poder del reloj biológico, la llamada de la maternidad!!

Os animo a todas y a todos…oye a ver si se anima algún chico, qué seguro que los hay muy luchadores en esto de la paternidad o que han vivido este proceso de su chica de forma especial e intensa…os animo a que compartáis vuestras historias con todos nosotros. Solo tienes que enviármela a mamarreir@gmail.com y te estaremos eternamente agradecidos 😉


Responsable » Carolina Vargas Alarcón.
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15 comentarios en «Queriendo ser madre. La Historia de Diario de una Mami»

  1. Si, es verdad que hay muchas personas que desde niñas quieren ser madres y otras a las que les cambia la opinión con los años. Luego hay otro grupo, que por elección o alternativa, también es madre aunque no haya pasado por el embarazo. En cualquier caso, todo lo que te dan y lo que se les quiere, hacen que dejes miedos a un lado y pases a ser cocinillas cuando no lo eras, ordenada, cuando no lo eras…y tantas cosas!!

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    • Ayyyy qué vuelco me ha dado el corazón cuando has dicho lo de ser madres sin pasar por un embarazo…llevo años esperando a mi tesoro oriental y cada vez lo veo más lejos ainsssssssss
      Es verdad, nada te cambia tanto como un hijo, verdad!? e incluso en mi caso desde que nos lo planteamos.

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  2. Que gran historia!!! 🙂 🙂 🙂 la verdad, me ha encantado eso de lo pringoso que es hacerlo sin protección. Jajajajaja, lo mismo pensé yo la primera vez 🙂
    Besos!

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  3. Me encanta, especialmente su duda existencial sobre el porqué aún no nos hemos extinguido,jajajajaja.
    Yo soy al revés, por lo que veo, siempre quise ser madre, no era una obsesión ni mucho menos pero quería ser madre ya desde pequeña y hacer todo lo que hacía mi madre con nosotras, excursiones, contar cuentos, jugar, explicar cosas…
    Un besito.

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    • Jajajajaj es verdad!! no me digas que tu nunca lo has pensado!?

      Yo también quise ser madre siempre y UPMF más, me costó, pero lo conseguí.

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  4. Cómo me suena todo eso de no querer ser madre y de repente… Es increíble lo que cambia nuestra forma de pensar desde el momento en el que queremos ser madres y a partir de ahí ya entramos en una espiral de cambio de principios tremenda jaja

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